¿Habéis preparado una cena gourmet y os habéis olvidado del postre? ¿Os ha entrado una gana feroz de chocolate (sensación que las mujeres conocemos muy bien)? ¿Tenéis un novio / pareja / amante tiquismiquis que se queja siempre porque no hay nada que el clasifique como postre en la nevera? (Porque claro, según esta categoría de novio los yogures naturales, el helado de vainilla, o la fruta, no son postres... luego se quejan de la línea... y aquí lo dejo, porque creo que os ha quedado muy claro el concepto). En fin, sean cuales sean vuestras razones no os podéis perder esta deliciosa mousse de chocolate que se hace en 5 minutos con ingredientes que seguramente ya tendréis en casa, así que a ello vamos... Ingredientes (para 3 raciones):
100 g de chocolate negro 2 cucharadas de azúcar moreno * 2 claras de huevo 80 g de yogurt natural (si usáis yogurt griego mejor abundar un poco y poner unos 100/110 g en función de la consistencia deseada, para que, al ser más denso, no os quede la mousse demasiado compacta y poco aireada) * nota: si no tenéis chocolate negro y/o queréis hacer la mousse con otros tipos de chocolate, como chocolate con leche o blanco, no le añadáis azúcar ya que estos tipos de chocolate ya son de por si dulces. ¿Y ahora qué? Ahora como primera cosa derretimos el chocolate al baño maría (cuidado que no se moje) o en el microondas (en este caso yo prefiero añadirle un par de cucharadas soperas de agua y hacerlo con una temperatura medio/baja para que no se queme, así mismo, os puede ayudar hacerlo poco a poco e ir mezclando de vez en cuando para que se deshaga de manera más homogénea). A continuación montamos las claras. Una vez que el chocolate esté derretido incorporamos el yogurt (teniendo cuidado de hacer la operación rápidamente ya que de lo contrario empezará a cuajar otra vez) y luego añadimos poco a poco las claras y mezclamos bien. Servimos directamente o, si queremos, refrigeramos y... ¡a chuparse los dedos! ;)
0 Comentarios
He aprendido a hacer helados sin heladera y no me voy a parar, así que los que creen que el invierno no es temporada de helados tendrán que observar un religioso silencio delante de esta maravilla (fríamente) reconfortante. ¿Preparados? La base de este helado, como de muchos helados cremosos, es la crema inglesa, a la cual añadiremos a continuación una crema de mantequilla de cacahuete para personalizar el sabor de nuestro deliciosisimísimo helado. Ingredientes para la crema inglesa:
450 ml de leche entera 100 g de azúcar 5 yemas de huevo Ingredientes para la crema de mantequilla de cacahuete: 300 ml de nata para montar entera 245 g de mantequilla de cacahuete o peanut butter Empezamos por la crema inglesa: calentamos la leche y la retiramos del fuego justo antes de que empiece a hervir. Mientras tanto batimos las yemas con el azúcar y añadimos la leche tibia poco a poco sin dejar de batir. Volvemos a verter la mezcla en una cazuela y calentamos a fuego bajo unos 6-8 minutos sin dejar de remover con un cucharón de madera hasta que la mezcla se espese ligeramente. Colamos la crema en un colador fino y dejamos enfriar. Mientras tanto, vamos mezclando la nata y la mantequilla de cacahuete en la licuadora, teniendo cuidado de que la nata no llegue a montarse. Mezclamos a continuación la crema inglesa con la crema de cacahuete, y metemos en un contenedor apto para congelador. Tapamos y metemos el todo 2 horas en el congelador, luego lo batimos y volvemos a meterlo en el colador y pasada otra hora repetimos la operación y dejamos en el congelador hasta que endurezca. Nota: para disfrutar al máximo de su textura cremosa os recomiendo sacar el helado del congelador unos 10/15 minutos antes de servirlo. El helado artesanal italiano es entre los más apreciados del mundo. Por algo será que entre la top 5 de las palabras italianas que todo el mundo sabe tenemos seguramente gelato. Y a mi, pues, el helado me encanta, todo el año. Todo esto viene para decir que, entre mis buenos propósitos para el año nuevo, es mi intención dedicarme a producir deliciosos helados caseros. Cómo no dispongo de máquina heladera (ni quiero un trasto más en mi de por sí pequeña cocina) he decidido explorar recetas que no necesiten del dichoso aparato. Tras un par de fracasos rotundos y contundentes, que sin embargo me han servido para entender cómo funciona el asunto, este sorbete de piña ha sido un exitazo, así que cómo las otras recetas sigan a este nivel, vamos a montarnos una heladería casera de primera categoría. Os dejo a continuación la receta del sorbete (que enciman es veganfriendly) por si os queréis cimentar en el intento... ;) Ingredientes: (jajaja...)
550 g de piña 170 g de azúcar blanco 310 ml de agua 1 lima Procedimiento: (igual de superhipercomplicado que los ingredientes...) Exprimimos la lima y pelamos y cortamos la piña a trozos. A continuación vertemos 160 ml de agua en una cazuela, añadimos el azúcar y calentamos a fuego bajo removiendo hasta que el azúcar se haya disuelto. Retiramos del fuego, añadimos el zumo de la lima y dejamos enfriar. Licuamos la piña con 150 ml de agua hasta conseguir un puré. Añadimos el sirope de azúcar frío al puré de piña y trituramos el todo un poco más. Luego vetemos la mezcla en un recipiente hermético (también podéis reutilizar una terrina de helado de plástico) y metemos en el congelador 2 horas. Pasado este tiempo, batimos nuevamente el todo y lo volvemos a meter en el congelador durante una hora y repetimos la operación triturando el sorbete y congelandolo otra vez, esta vez hasta que vayamos a tomarlo. El Castagnaccio es una tarta italiana hecha con harina de castañas típica de los Apeninos de Toscana, Liguria, Emilia y Piemonte. Debido a su principal ingrediente, la castaña, es un plato tipicamente otoñal. Hoy en día se ha vuelto a descubrir este plato, caído casi en el olvido después de la segunda guerra mundial. Se trata de un plato pobre en el auténtico sentido de la palabra ya que se hace con unos pocos ingredientes básicos que eran alimentos esenciales para la población campesina. Como hoy en otoño podemos encontrar aún algún quiosquecillo vendiendo castañas, os tenéis que imagina que cuando mis abuelos eran niños en esas mismas paradas se vendía el castagnaccio. Ingredientes:
250 g de harina de castañas 2 cucharadas soperas de panela 2 cucharadas soperas de aceite de oliva 480 ml de agua templada 40 g de uvas pasas 30 gramos de nueces peladas 50 gramos de piñones (opcional, si no ponéis piñones es suficiente con poner un poco más de nueces u otro fruto seco al gusto) una pizca de sal Ponemos a precalentar el horno a 180 ºC. Mientras, tamizamos la harina en un cuenco y añadimos la panela, una pizca de sal y mezclamos. Poco a poco incorporamos el aceite de oliva y el agua templada removiendo todo muy bien para que no queden grumos. Añadimos las pasas (previamente remojadas y escurridas) y el resto de frutos secos, reservando un puñadito para añadir al final. Vertemos al masa en un molde bastante grande forrado con papel de horno y bien aceitado (importante, porque si no se os va a pegar todo al papel). Calculad el tamaño del molte teniendo en cuenta que tenéis que formar con el compuesto una superficie de aproximadamente 1 centimetro de altura (y sí, es normal que se quede muy liquida.... ya irá cuajando en el horno). Añadimos los frutos secos que habíamos reservado y unas ramitas de tomillo fresco (o seco) sobre la superficie y horneamos durante 30 minutos. Retiramos cuando veamos que la superficie del pastel esté agrietada y dejamos enfriar antes de desmoldar y cortar. En otoño los días se hacen más frescos y a veces necesitamos un abrazo calentito y dulce, que nos recuerde el verano recién pasado. Así que esta receta es perfecta para esas ocasiones, para un desayuno en compañía durante el fin de semana o para una merienda sabrosa y regeneradora. Ingredientes:
1 rollo de masa de hojaldre 300 g de uva (o, como alternativa, unos 80 g de pasas remojadas) 2 peras 1 cucharada de canela en polvo 2 cucharadas de panela de azúcar moreno un poco de margarina 50 g de nueces troceadas unas cucharadas de pan rallado azúcar glas (opcional, para adornar) Como primera cosa hay que cortar las uvas por la mitad y quitar las pepitas. Luego pelamos y cortamos en cubitos las peras y ponernos toda la fruta en una olla pequeña o en una sartén para que se cocine a fuego medio, añadiendo la panela y tapamos con una tapa. Después de unos 10 minutos, añadimos las nueves y una cucharada de canela (podéis poner más o menos canela, al gusto) y mezclamos bien durante aproximadamente otros 10 minutos, sin tapar. Si vemos que la mezcla de frutas nos queda muy líquida, podemos añadir una cucharada de pan rallado para que absorba el exceso de humedad. Quitamos la masa de hojaldre de la nevera unos 10 minutos antes de usarla, la desenrollamos y la dejamos encima del papel sulfurizado. Pincelamos la masa con un poco de margarina derretida y vertemos encima la mezcla de fruta, ocupando toda la porción central y vamos cerrando nuestro strüdel un lado a la vez, sin dejar aberturas. Después de haberlo cerrado bien, lo cepillamos con el resto de margarina derretida (o, en alternativa, con un huevo batido). Horneamos en el horno precalentado a 180 ° unos 20 minutos y apagamos el horno dejando nuestro strüdel adentro y dejando el horno ligeramente abierto otros 10 minutos, pasados los cuales lo quitaremos del horno y lo preparamos para servir espolvoreando con azúcar glas. Nunca he sabido muy bien que hacer con los caquis duros (yo los prefiero blanditos, para comer con cuchara como si fuera una gelatina...), pero aquí va la solución: al ser una fruta "naturalmente gelatinosa" nos será muy fácil hacer una riquísima mousse de postre...
¿Cómo? Pues, para cuatro raciones vas a necesitar un caqui duro y unos 250 ml (un tazón lleno) de leche (la leche vegetal que prefieras o de vaca, al gusto, yo lo hago con leche de soja, natural o con sabor a vainilla, que le añade un punto más de dulzura). Lavamos bien el caqui, le quitamos la cabeza y lo cortamos en trozos grandes, sin quitar la piel y lo metemos en la batidora con la leche hasta que esté todo bien triturado y mezclado (si tienes una batidora con pistón puedes darle el toque final para que se quede más espumoso y con más burbujitas). Ponemos el preparado en tarritos y en la nevera y... ¡listo! Más fácil imposible... |
Categorías
Todos
|