Como habréis podido observar, he descubierto que se pueden hacer sopas de coliflor (para haceros una idea, aquí tenéis el enlace de la crema de coliflor y shiitake) y el asunto me encanta porque ya las coliflores no me aburren tanto como antes... así que os dejo un nuevo (y bien logrado) experimento... Ingredientes:
1 coliflor cortada en ramitos 2 rodajitas de jengibre pelado 1 cebolla pelada y cortada en trozos 1 cucharadita de curry en polvo media cucharadita de cúrcuma en polvo 100 ml de crema de coco 1 litro de caldo (e igual algo más, depende de lo grande que sea la coliflor) Para decorar: un puñado de semillas de calabaza cebollino picado Lo bueno de las sopas es que básicamente se cocinan solas. Así que lo que tenéis que hacer es poner la coliflor, el jengibre, la cebolla, la leche de coco y el caldo en una olla y dejar hervir unos 20 minutos aproximadamente. Cuando las verduras estén blandas añadimos las especias (curry y cúrcuma, también le podéis añadir una pizca de comino o pimienta al gusto) y trituramos bien con una batidora de mano. Por último (¡lo mejor!) servimos en cuencos esparciendo por encima unas semillas de calabaza (si lo preferís, las podéis tostar unos 5 minutos en una sartén para que estén aún más sabrosas) y un poquito de cebollino picado.
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Hoy toca doble receta. La verdad (confieso) es que he estado muy ocupada en las últimas semanas porque tengo entre las manos mil proyectos diferentes y no doy abasto con todo. Esto, sin embargo, me ha obligado a planificar rigurosamente las comidas de la semana, porque al no tener tiempo he tenido que hacer saltos mortales para hacer un batch cooking masivo (para los novatos: dejar preparados los alimentos que vamos a necesitar para nuestras recetas durante la semana, o incluso guardar en la nevera alguna receta completa ya cocinada) para poder sobrevivir... (suena algo dramático pero os aseguro que si vierais mi agenda ya confirmaríais que la situación de hecho está que desborda). Sin enrollarme más, entre los ingredientes de mi batch cooking (o meal prep, como también se le conoce, aunque con ciertas diferencias) semanal tenemos: coliflor asada, setas shiitake salteadas, puerros pochados y espinacas al vapor. Así que... ¡lo que sigue es lo que he hecho con todo esto! ;) Crema de Coliflor y Setas ShiitakeIngredientes: 300 g de shiitake salteadas en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva) 300 g de coliflor asada 1 cebolla asada 1 litro de caldo 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra pimienta al gusto Reservamos 100 g de setas para la guarnición de nuestra crema y mezclamos los 200 g restantes con los demás ingredientes, previamente preparados como indicado. Batimos con una batidora de mano hasta conseguir una consistencia espesa. Calentamos y servimos poniendo al centro de nuestro cuenco un puñadito de setas shiitake y una espolvoreada de pimienta recién molida. Quiche de Puerros y EspinacasIngredientes:
1 masa de hojaldre 300 g de espinacas al vapor (recuerda de cocinarlas muy poquito) 2 puerros cortados en rodajas finas y pochados 50 ml de leche 250 ml de queso mascarpone 2 huevos 100 g de queso rallado (el que más te guste, aunque lo ideal es un queso tipo gruyer) una pizca de nuez moscada sal y pimienta Primera cosa cocinamos las espinacas y las escurrimos bien para retirar todo el líquido. Pochamos y salamos los puerros en una olla y retiramos el líquido en exceso, tras retirarlos. Mientras tanto, precalentamos el horno a 180 ºC. En un cuenco mezclamos y batimos el queso, la leche, los huevos y añadimos una pizca de nuez moscada, sal y pimienta al gusto. Estiramos la masa de hojaldre sobre un molde para horno recubierto de papel sulfurado y hacemos unos agujeritos con el tenedor en la base. Horneamos 10 minutos la base de hojaldre y retiramos del horno. Colocamos los puerros y las espinacas encima de la base (os recomiendo hacerlo en este orden) y colocamos por encima el compuesto que hemos conseguido batiendo el resto de ingredientes, procurando de rellenar bien todos los agujeros. Por último, esparcimos por encima el queso rallado y llevamos todo al horno durante unos 40 minutos. Pasado este tiempo, apagamos el horno y dejamos enfriar la quiché en el horno durante otros 15 minutos antes de sacarla del horno y servirla bien calentita. Las coles son superestrellas de la nutrición ya que aportan más nutrientes esenciales (entre ellos vitaminas K, A y C y ácido fólico) que la mayoría de las frutas y las verduras. Una cosa que hay que tener en cuenta es que es mejor comerlas crudas o cocidas justo lo necesario para que no pierdan parte de los nutrientes. Las coles (también llamadas crucíferas) prosperan en todos los climas fríos y se cultivan en Europa desde el año 1000 a.C.. Como veremos a continuación existen muchas variedades. Las vamos a organizar en función de su contenido de glucosinolatos, o sea por su densidad fitoquímica (de menor a mayor). Coliflor:La humilde coliflor es la más pobre de las crucíferas (43 mg de glucosinolatos para cada 100 g). Por lo cual no se trata precisamente de una apuesta ganador en la competición de valores nutritivos, si la comparamos con el brócoli o las coles de Bruselas. Sin embargo, en crema o horneada con un poco de bechamel y queso, queda deliciosa. Brócoli:Ya hemos hablado del brócoli en otra entrada. Aquí destacamos que, aunque en la clasificación de los glucosinolatos totales no ocupe un sitio destacado (62 mg para cada 100 g), es el más rico de uno de ellos en particular: la glucorafanina, que muchos estudios documentan como especialmente beneficiosa. Es también, junto a la col rizada, una de las crucíferas con más contenido en polifenoles. Col blanca y col lombarda:Las dos se sitúan a medio camino en la clasificación de glucosinolatos (67 y 64 mg de glucosinolatos para cada 100 g). Sin embargo, la col lombarda tiene a su ventaja un alto contenido de polifenoles, el más alto de toda la familia de las coles, para recordarnos otra vez más que las verduras de tonalidad verde oscura o roja suele exhibir una mayor densidad nutricional en comparación a sus hermanas más pálidas. Col rizada:La col rizada (o kale) presenta un nivel de glucosinolatos muy parecidos al de la col de Saboya (respectivamente, 89 y 109 mg para cada 100 g), pero en referencia a su valor nutricional hay que destacar también que sus niveles de vitaminas A, C y K son muy superiores a los del resto de sus hermanas. Y si hablamos de polifenoles, tiene más del doble que las coles de Bruselas, así que estas dos serán seguramente nuestras elecciones preferenciales. Col de Saboya:A pesar de tener menos de la mitad de los glucosinatos de las coles de Bruselas, la col de Saboya se gana una segunda plaza de todo respeto en esta clasificación. Coles de Bruselas:Con casi cinco veces más glucosinolatos que sus hermanas las coliflores (237 mg de glucosinolatos para cada 100 g), las pequeñas coles de Bruselas son las que mejor relación calidad-precio ofrecen, dejando en ridículo al resto de la familia.
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