Deliciosamente reconfortante, este puré hará la alegría de muchos, además de ser ideal para acompañar platos delicados de setas, carne o pescado... Ingredientes:
400 g de patatas (2 patatas grandes) 400 g de boniato 250 g de chirivía (1 chirivía grande) aceite de oliva sal y pimienta 10 ramitas de perejil Pelamos las patatas, la chirivía y el boniato y los cortamos en trozos grandes. Metemos toda la verdura en una cacerola con agua ligeramente salada y llevamos a ebullición. Cocemos unos 25 minutos hasta que esté tierna. Escurrimos, reservando un poco de agua de cocción, y aplastamos la verdura con un tenedor, con el pasapurés o con una batidora de mano (para los más vagos). Sazonamos y añadimos un chirrido de aceite de oliva. Por último, servimos poniendo por encima el perejil troceado fino.
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Me encantan las quiches (o tartas saladas, o como queráis llamarlas)... son sencillas de hacer y resultonas, así que son ideales para cuando tenemos invitados y no sabemos qué ofrecerles. Además, si te sobra un trocito, puedes conservarlo en la nevera o congelarlo y ya tendrás una comida sana y rápida para otro día. A continuación os dejo tres versiones otoñales de rechupete ¡garantizado! ;) Quiche de Puerros y QuesoIngredientes: 1 masa de hojaldre ya preparada 2 puerros grandes (o 3 pequeños) 1 cebolla 60 g de queso fresco (de vaca o de cabra, al gusto) 200 ml de nata vegetal para cocinar 1 huevo unas ramitas de perejl fresco un chorrito de aceite de oliva sal y pimienta (y otras especias al gusto) Colocamos la masa en un molde para tartas forrado con papel sulfurizado y precalentamos el horno a 180 °C. Mientras tanto, troceamos la cebolla y los puerros y los salteamos con un poquito de aceite. Cuando estén ligeramente dorados apagamos el fuego y añadimos a las verduras el queso fresco, sal y pimienta al gusto. Mezclamos bien y distribuimos el preparado encima de la base de hojaldre, sobre la cual previamente habremos hecho unos agujeritos con un tenedor. En un contenedor a parte, batimos la nata para cocinar y el huevo y añadimos la crema así conseguida por encima de las verduras, mirando bien de rellenar bien todo el molde y que no queden agujeros. Terminamos esparciendo sobre la superficie de nuestra quiche unas hojitas de perejil fresco troceadas y (opcional) un toque de hierbas provenzales molidas (o, en alternativa, romero, orégano, albahaca o lo que más os guste). Horneamos durante 35 minutos y... ¡voilá! ¡listo! Nota: si no tenéis puerro en casa, también podéis hacer esta misma receta con calabacín, siguiendo exactamente los mismos pasos y las mismas cantidades. Tartaleta de Berenjena y Queso de CabraIngredientes: 1 masa quebrada o masa de hojaldre ya preparada 2 berenjenas pequeñas o 1 berenjena grande 40 g de queso pecorino (como alternativa podéis usar queso tierno de cabra rallado) 40 g de queso de cabra fresco 2 cebollas 4 ramitas de albajaca 1 ramita de romero (o romero seco) un chorrito de aceite de oliva sal y pimienta Colocamos la masa en un molde para tartas forrado con papel sulfurizado y pinchamos la base con un tenedor. Si utilizamos masa quebrada, la llevamos a la nevera y precalentamos el horno a 130 °C. Lavamos y cortamos las berenjenas en rodajas y las colocamos en una placa para horno. Las salpimentamos y las pintamos con aceite de oliva y metemos en el horno durante 35 minutos. Retiramos las berenjenas y subimos la temperatura del horno a 180 ºC. Mientras tanto, pelamos y laminamos las cebollas y las salteamos en una sartén con romero y un poquito de aceite durante unos 10/15 minutos. Retiramos del fuego y dejamos enfriar, antes de mezclarlas con el queso de cabra desmigado y la albahaca picada. Salpimentamos al gusto y distribuimos la mezcla de cebollas y queso en el fondo de la tarta. Colocamos sobre estas las berenjenas y cubrimos con el pecorino rallado y metemos en el horno durante 35 minutos. Quiche de Membrillo y Queso BrieEsta receta es una adaptación personal de la Quiche de Membrillo y Queso Stilton del famoso chef Yotam Ottolenghi (que podéis encontrar en el maravilloso libro "Exuberancia"). Os recomiendo absolutamente probarla, incluso si la combinación de ingredientes os puede parecer un poco rara y os digo sólo que mi "degustador personal" (o sea la pobre víctima de la mayor parte de mis experimentos culinarios) la ha definida como "lo más rico que haya comido nunca"... así que, creo que merece una oportunidad...
Ingredientes: 700 g de calabaza o de boniato (pelados y cortados en dados) 2 cucharadas de aceite de oliva 1 base de masa quebrada o de masa de hojaldre 200 g de queso Brie (o Camembert, si os gusta más) desminuzado 75 g de membrillo cortado en dados de aproximadamente 1 cm 2 huevos 200 ml de nata vegetal para cocinar sal y pimienta Precalentamos el horno a 200 °C. Mezclamos la calabaza (o boniato) con el aceite, un cuarto de cucharadita de sal y una pizca de pimienta negra y la repartimos en una bandeja de horno. La asamos durante 30 minutos hasta que se dore, dandole la vuelta una vez durante la cocción. La sacamos del horno y dejamos enfriar. Mientras tanto, bajamos la temperatura del horno a 190 ºC (o 170 ºC si usáis horno ventilado). Extendemos la masa en un molde para quiche de manera que sobresalga un poco por los bordes. Pinchamos la masa con un tenedor y la metemos en la nevera durante 20 minutos (si usáis masa de hojaldre no hace falta que la pongáis en la nevera). La cubrimos luego con papel de horno y legumbres secas y la horneamos durante 30 minutos (si usáis hojaldre con unos 10 minutos será suficiente). Retiramos las legumbres y el papel y dejamos enfriar fuera del horno. Repartimos la calabaza en la base de la quiche y esparcimos el membrillo y queso por encima. En un cuenco a parte, batimos los huevos y la nata con un cuarto de cucharadita de sal y una pizca de pimienta negra y vertemos la mezcla así conseguida encima,a de la calabaza dejando visible parte del relleno. Horneamos durante unos 40 minutos, hasta que cuaje. Retiramos del horno y dejamos que repose antes de desmoldar y cortar la masa que sobresalga por los bordes. Servimos caliente o a temperatura ambiente. Los boniatos son una excelente alternativa a la clásica patata y son ideales asados o en crema. Su nivel nutricional es notable, ya que contienen el doble de fibra y una vez y media más vitamina C que una humilde patata. También son una fuente extremadamente rica de carotenoides antioxidantes. Un boniato grande asado (unos 180 g) aporta el 192% de la cantidad diaria recomendada de vitamina A, el 51% de vitamina C, el 45% de magnesio y el 43% de potasio, además de calcio y vitamina K... todo esto por casi la misma cantidad de calorías que las patatas normales y corrientes. ¡Nada más y nada menos! Todo este contenido de nutrientes nos va genial para tener una piel sana (gracias a la vitamina A y C y a los betacarotenos que mejoran el color y tono de la piel), a proteger el sistema inmunitario y favorecer los glóbulos blancos en su lucha contra bacterias y virus y, además, el bajo índice glucémico nos evita las subidas repentinas de azúcar en la sangre y nos proporciona un suministro de energía más estable en el tiempo. Los boniatos son originarios de América Central, pero actualmente se cultivan en climas templados de todo el mundo. Los hay de distintos colores (blanco, naranja y morado) y, por lo tanto, en este caso también vale la regla del "más oscuro, mejor". Los boniatos morados, por ejemplo, contienen tres veces más antioxidantes que los arándanos azules. Ya que esta variedad (que se llama Stokes purple) no es fácil de encontrar, también podemos optar por una variedad de color naranja intenso (Evangeline o, en alternativa, Covington).
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