Incluso las paredes saben que las naranjas y las mandarinas contienen vitamina C y por eso nos las comemos en cantidades en otoño e invierno en la esperanza de que nos salven de resfriados y gripe. Es cierto, estos cítricos son especialmente ricos en vitamina C, flavonoides y otros antioxidantes, que protegen el corazón y el sistema inmunitario, pero también el cerebro y la memoria. En resumen: una naranja mediana aporta el 70% de la ingesta diaria de referencia de vitamina C, el 22% de vitamina B1, el 17% de ácido fólico y el 6% de potasio. Asimismo contiene también vitaminas A, B2, B6 y E, niacina, fósforo, magnesio y cobre. ¿De dónde provienen? Las naranjas son un fruto mediterráneo (y también subtropical) y la variedad que más se comercializa es la española Valencia... que además tenemos aquí al ladito de casa ;) ¿Cómo las escojo?En un mundo lleno de prometedores elixires de alai y granola con bayas de goji, puede que se nos olvide que tenemos al alcance un superalimento para la salud. Así que, hazme caso, si quieres aprovechar una de las opciones con más densidad de nutrientes de la frutería... ¡hazte un zumo de naranja! Sin dar más vueltas.
Como ya comentamos, a mayor intensidad de color mayor nivel antioxidante, por lo tanto un limón o una lima tienen menos antioxidantes que las naranjas y, entre sus variedades, las naranjas sanguinas (que de paso, mejor guardes en la nevera para mejorar sus "prestaciones"), son las que más antioxidantes tienen. Mátematicamente claro. Todos los cítricos de color naranjas, por lo tanto, están llenos de beneficios y, no me cansaré de repetirlo, cuanto más naranja, mejor. Por algo será que es el color del otoño... la naturaleza es sabia, no lo olvides.
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