He aprendido a hacer helados sin heladera y no me voy a parar, así que los que creen que el invierno no es temporada de helados tendrán que observar un religioso silencio delante de esta maravilla (fríamente) reconfortante. ¿Preparados? La base de este helado, como de muchos helados cremosos, es la crema inglesa, a la cual añadiremos a continuación una crema de mantequilla de cacahuete para personalizar el sabor de nuestro deliciosisimísimo helado. Ingredientes para la crema inglesa:
450 ml de leche entera 100 g de azúcar 5 yemas de huevo Ingredientes para la crema de mantequilla de cacahuete: 300 ml de nata para montar entera 245 g de mantequilla de cacahuete o peanut butter Empezamos por la crema inglesa: calentamos la leche y la retiramos del fuego justo antes de que empiece a hervir. Mientras tanto batimos las yemas con el azúcar y añadimos la leche tibia poco a poco sin dejar de batir. Volvemos a verter la mezcla en una cazuela y calentamos a fuego bajo unos 6-8 minutos sin dejar de remover con un cucharón de madera hasta que la mezcla se espese ligeramente. Colamos la crema en un colador fino y dejamos enfriar. Mientras tanto, vamos mezclando la nata y la mantequilla de cacahuete en la licuadora, teniendo cuidado de que la nata no llegue a montarse. Mezclamos a continuación la crema inglesa con la crema de cacahuete, y metemos en un contenedor apto para congelador. Tapamos y metemos el todo 2 horas en el congelador, luego lo batimos y volvemos a meterlo en el colador y pasada otra hora repetimos la operación y dejamos en el congelador hasta que endurezca. Nota: para disfrutar al máximo de su textura cremosa os recomiendo sacar el helado del congelador unos 10/15 minutos antes de servirlo.
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