El Castagnaccio es una tarta italiana hecha con harina de castañas típica de los Apeninos de Toscana, Liguria, Emilia y Piemonte. Debido a su principal ingrediente, la castaña, es un plato tipicamente otoñal. Hoy en día se ha vuelto a descubrir este plato, caído casi en el olvido después de la segunda guerra mundial. Se trata de un plato pobre en el auténtico sentido de la palabra ya que se hace con unos pocos ingredientes básicos que eran alimentos esenciales para la población campesina. Como hoy en otoño podemos encontrar aún algún quiosquecillo vendiendo castañas, os tenéis que imagina que cuando mis abuelos eran niños en esas mismas paradas se vendía el castagnaccio. Ingredientes:
250 g de harina de castañas 2 cucharadas soperas de panela 2 cucharadas soperas de aceite de oliva 480 ml de agua templada 40 g de uvas pasas 30 gramos de nueces peladas 50 gramos de piñones (opcional, si no ponéis piñones es suficiente con poner un poco más de nueces u otro fruto seco al gusto) una pizca de sal Ponemos a precalentar el horno a 180 ºC. Mientras, tamizamos la harina en un cuenco y añadimos la panela, una pizca de sal y mezclamos. Poco a poco incorporamos el aceite de oliva y el agua templada removiendo todo muy bien para que no queden grumos. Añadimos las pasas (previamente remojadas y escurridas) y el resto de frutos secos, reservando un puñadito para añadir al final. Vertemos al masa en un molde bastante grande forrado con papel de horno y bien aceitado (importante, porque si no se os va a pegar todo al papel). Calculad el tamaño del molte teniendo en cuenta que tenéis que formar con el compuesto una superficie de aproximadamente 1 centimetro de altura (y sí, es normal que se quede muy liquida.... ya irá cuajando en el horno). Añadimos los frutos secos que habíamos reservado y unas ramitas de tomillo fresco (o seco) sobre la superficie y horneamos durante 30 minutos. Retiramos cuando veamos que la superficie del pastel esté agrietada y dejamos enfriar antes de desmoldar y cortar.
0 Comentarios
Si sobre algo todos estamos de acuerdo es que las berenjenas a la parmesana (o en su versión italiana: melanzane alla parmigiana o parmigiana di melanzane) son uno de los grandes platos estrella de la cocina italiana... al punto que le perdonamos incluso el hecho de que tengamos que freír las berenjenas. Y punto. Por supuesto, como todo clásico que se respete, cada uno tiene su auténtica versión, que va pasando de generación en generación, así que me limitaré a proponeros la receta según la tradición que mi familia manda (que, por supuestísimo, es la única manera que utilizo para cocinar este maravilloso plato). De por sí no es un plato de otoño, pero ya te quiero ver cocinando esto en verano en plena época de berenjenas... ja ja ja... ;) así que os recomiendo dedicaros a esto cuando ya haga más fresquito, que si no os desmayáis en la cocina, seguro. Ingredientes: 1 berenjena grande (o 2 pequeñas) 500 g de salsa de tomate / tomate frito casero 250 g de queso mozzarella 80 g de queso parmesano aceite de oliva virgen extra aceite de girasol (para ferir la berenjena) sal gruesa (para hacer "sudar" las berenjenas) pimienta negra y sal al gusto El primer paso es, después de lavar y secar las berenjenas, cortarlas con una mandolina por el lado más largo en lonchas de unos 4-5 mm máximo. Mientras vamos cortando, vamos poniendo las lonchas en un escurreplatos en capas sobre las cuales dejaremos caer un poco de sal gruesa (esto sirve para que echen toda el agua). Dejamos todo así durante 1 hora mínimo (cuanto más, mejor).
Mientras tanto, cortamos en cubitos la mozzarella y la escurrimos (podéis hacerlo con otro escurreplatos o con un paño de cocina bien bien bien pero bien limpio). Cuando las berenjenas estén bien sudadas las secamos con papel absorbente, las pasamos ligeramente por harina (para una versión sin gluten puedes utilizar harina de arroz) y las ponemos a freír en una sartén con aceite de girasol bien caliente (atención: las berenjenas tienden a chupar mucho aceite, así que ten cuidado en no añadir mucha cantidad toda de golpe, pero ve ajustando poco a poco la cantidad de aceite en la sartén). Después de freír la berenjena unos 3 minutos, la retiramos del aceite y la secamos otra vez. A este punto pasamos a componer el molde que meternos en el horno (mejor si rectangular, de unos 20x30 cm). Sobre la base del molde pondremos un poco de tomate y luego iremos haciendo capas, en orden, de berenjena, tomate, mozzarella y queso parmesano (al cual añadiremos una pizca de pimienta negra molida), y procedemos así hasta agotar los ingredientes. Una vez montado todo bien bien, ha llegado el momento de cocinar nuestro manjar en el horno precalentado a 200 °C durante unos 40 minutos aproximadamente. Dejamos enfriar unos minutos antes de servir (opcional: decorar el plato con unas hojitas de albahaca). Nota: si sobra algo (cosa que de todas formas dudo) podéis conservarlo en la nevera 1 o 2 días o también congelarlo para otro día, sin problemas. Esta es una receta pobre, de esas que más pobres imposible... pero lo maravilloso de la cocina es que con tres o cuatro ingredientes bien combinados podemos deliciar nuestro paladar con un manjar. Y este es seguramente el caso. Además, es uno de mis platos favoritos, de esos que cuando llevas mucho tiempo si comer desean porque siempre huelen a rico y a reconfortante tradición. Por supuesto hablamos de cocina tradicional italiana y, en este caso, hablamos de un clásico de la región Toscana, más precisamente de Siena. Se trata de un primer plato de origen campesina preparado con ingredientes aprovechados al máximo: pan rancio, tomates maduros, ajo, albahaca y aceite de oliva virgen extra. Es un clásico que va bien todo el año: perfecto en otoño como alternativa a una clásica sopa, pero también en verano, servido a temperatura ambiente. A continuación, mi personal receta... Ingredientes (para 3/4 personas):
5/6 tomates bien maduros (o un bote de tomate pelado... pero pierde un poco la gracia) 300 g de pan rancio (puedes utilizar también picatostes caducados, sobras de pan y tostadas, etc.) 2 tazas de caldo vegetal (o una pastilla de caldo y dos tazas de agua) unas hojas de albahaca un par de dientes de ajo aceite de oliva virgen extra una pizca de azúcar pimienta al gusto Antes de todo hay que preparar el pan: lo frotamos con ajo y luego tostamos en el horno unos minutos a 200 ºC (mejor, o si no tienes horno o vas de prisa también puedes hacerlo en la tostadora y frotarlo con ajo a continuación, aunque lo importante es que el pan quede bien saquito y crujiente), hasta que esté bien dorado y lo cortamos en cubitos. En una olla ponemos un chorrito de aceite, el pan tostado y los tomates troceados con una pizca de azúcar para quitarles el amargor y vamos añadiendo el caldo a poco a poco. Si quieres, para un toque extra de sabor puedes añadir alguna hoja de albahaca a la salsa. Dejamos cocinar a fuego medio durante unos 40 minutos aproximadamente, hasta que el caldo y la salsa de tomate se hayan absorbido, la consistencia final es parecida a un puré. Ajustamos de sal y pimienta y, a cocción terminada, servimos adornando con unas hojas de albahaca y un chorrito de aceite de oliva. Nota: si has cocinado más de la cuenta, no te preocupes. La pappa al pomodoro se puede conservar hasta dos días en la nevera en un contenedor hermético bien cerrado. ;) |
Categorías
Todos
|