Nunca he sabido muy bien que hacer con los caquis duros (yo los prefiero blanditos, para comer con cuchara como si fuera una gelatina...), pero aquí va la solución: al ser una fruta "naturalmente gelatinosa" nos será muy fácil hacer una riquísima mousse de postre...
¿Cómo? Pues, para cuatro raciones vas a necesitar un caqui duro y unos 250 ml (un tazón lleno) de leche (la leche vegetal que prefieras o de vaca, al gusto, yo lo hago con leche de soja, natural o con sabor a vainilla, que le añade un punto más de dulzura). Lavamos bien el caqui, le quitamos la cabeza y lo cortamos en trozos grandes, sin quitar la piel y lo metemos en la batidora con la leche hasta que esté todo bien triturado y mezclado (si tienes una batidora con pistón puedes darle el toque final para que se quede más espumoso y con más burbujitas). Ponemos el preparado en tarritos y en la nevera y... ¡listo! Más fácil imposible...
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