Esta sopa promete favorecer la digestión, reforzar el cerebro y reforzar el sistema inmunitario, además su color precioso encanta a la primera mirada... ;) Ingredientes:
3 remolachas peladas y cortadas en dados 2 zanahorias cortadas en dados 1 cebolla pequeña picada 1 cucharada sopera de jengibre rallado 1 diente de ajo picado 1 cucharadita de cáscara de naranja 480 ml de agua o de caldo de verduras 1 cucharada sopera de aceite de oliva sal y pimienta Calentamos el aceite de oliva a fuego lento y doramos la cebolla durante unos minutos. Incorporamos a continuación el ajo, las remolachas, las zanahorias, el jengibre y la cáscara de naranja y rehogamos todo unos 3 minutos. Añadimos el agua (o caldo) y llevamos a ebullición. Cocemos a fuego lento 30 minutos, hasta que las remolachas estén tiernas, sazonamos y luego pasamos por la batidora para obtener una textura lisa.
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Con una cantidad de vitamina A para cada 100 g que triplica la dosis diaria recomendada (además de ser una fuente excelente de beta caroteno) y toneladas de fibra saludable, el todo presentado en forma de un vegetal colorido, no es de extrañar que las zanahorias sean entre las verduras más populares del planeta. Como decíamos 100 g de zanahorias crudas son una fuente excelente de vitamina A y una buena fuente de vitaminas K, B1 y potasio. Asimismo contienen vitaminas C, B2 y B5, ácido fólico, hierro, magnesio, fósforo, cinc, manganeso y fibra. ¿Sábias que....... las zanahorias modernas derivan de una plantas silvestres que crecían en Afganistán? Las zanahorias silvestres pueden ser amarillas, rojas o moradas (también en este caso, cuanto más oscuro sea el colo, cuanto más polifenoles, de hecho una zanahoria morada contiene 10 veces más polifenoles de una naranja). Las zanahorias naranja así como las conocemos fueron desarrolladas en Holanda en el siglo XVII aunque hoy se cultiven en los climas templados de todo el mundo. No obstante las zanahorias naranja sean omnipresentes, hay que decir que las variedades más antiguas son cada vez más populares. Y aunque las asociemos al otoño, hay que reconocer que todas las variedades son más sabrosas a finales de la primavera. También tienes que saber que a las zanahorias les gusta que le traten mal... o sea que según los estudios si las rallas, las cortas en bastoncillos o en trocitos pequeños aumentarás sus beneficios. Además siempre que puedas mejor comerlas tiernas y con la piel (obvio ¿no? cuanto más pequeña cuanta más piel tienen), ya que de lo contrario te perderías una buena porción de nutrientes. Y si crudas no te apasionan... también asadas están deliciosas (y además puedes asarlas incluso enteras, así que no tienes excusas).
No menos importante: si tienes la suerte de comprar zanahorias de la huerta que aún tienen hojas (y no tienes conejos, claro), ¡no las tires! Puedes aprovecharlas añadiéndolas a tus zumos verdes... |
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