Sé que todo el mundo cuando piensa en comida sana piensa como primera opción en comerse una ensalada pero ¡atención! si te comes una ensaladera gigante de lechuga con jamón, queso, atún, pasta, aguacate, más, picatostes, salsas y cualquier cosa que pase por ahí para que este plato te sacie, en mi humilde opinión mejor que te cocines unos sencillos macarrones (y si son integrales, mejor aún) con una salsa de tomate casera. Esto ya es mucho más personal, pero tengo que confesaros que por muchos maravillosos aliños que se le pueda poner, a mi comer lechuga me aburre casi como mirar la Fórmula 1 (o incluso más). Mucho, pero muchísimo. Así que realmente tengo que confesar que me limito a comer ensalada en algunas puntuales ocasiones (sobre todo cuando como fuera de casa y no hay opciones más atractivas para mi paladar como por ejemplo verduras asadas o justo ese día me apetece algo "fresquito") y a comprar lechuga muy de vez en cuando. Es más, no tengo nada en contra de la lechuga, pero a mi en su forma cruda, después de haber comido lechuga durante años y años, ya no me llama especialmente y al final termina ahí pudriéndose en la nevera. Sin embargo, con el objetivo de evitar que se me pudra la dichosa lechuga en la nevera he descubierto que se les pueden dar otros usos: por ejemplo en crema o saltearla ligeramente y utilizarla para hacer tortilla como alternativa a la clásica tortilla de patatas (pues sí, tortilla de lechuga, ¿qué os parece?). Merece un discurso a parte la rúcula, ideal para hacer un buen y sabroso lecho a un carpaccio (de lo que queráis), encima de la pizza (o en el bocata) o para hacer pesto. Para que os hagáis una mejor idea de lo que estamos hablando aquí a continuación encontráis una infografía con diferentes tipo de "lechuga"... y no es todo igual. ¿Cuál escojo? ¿Cómo la conservo?Verde que te quiero verde. Es a decir, cuanto más oscura más nutrientes. Pero es más... los estudios demuestran que si las tratas mal se conservan mejor, ya que cuando lastimamos las hojas, por ejemplo al cortarlas con las manos en lugar que con el cuchillo, muchos de los componentes antioxidantes protectores localizados en las hojas se generan en torno a las heridas para actuar como escudo ante un daño mayor. Esto significa que siempre es mejor almacenarlas cortadas, en una bolsa o en un recipiente de plástico.
Otro detalle: comer ensaladas no significa que tengas que comer un plato espartano de sola lechuga. Añadir aliños cremosos o saltar la ensalada, además de añadirle sabor al plato, mejora notablemente el valor nutricional. Por ejemplo un aliño de zumo de limón nos ayudará a absorber el hierro de ciertas variedades, así como se ha descubierto que el aceite es indispensable para la absorción de los nutrientes liposolubles (como los carotenoides, o las vitaminas A y K). ¡No renuncies al sabor!
0 Comentarios
Tu comentario se publicará una vez que se apruebe.
Deja una respuesta. |
Categorías
Todos
|