Mi lema es: si estás agotado, cansado y reventado, cómete unas aceitunas. Será por su contenido de vitaminas A, B y E o porque son antioxidante, pero a mi dame unas aceitunas y voy a renacer al instante... ¿milagro? No sé, pero lo que sí es cierto es que esta tapenade es perfecta para untar sobre una buena rebanada de pan o para hundir en ellas unos palitos, por ejemplo de zanahoria. Ingredientes: unas 10 aceitunas negras sin hueso (mis favoritas las kalamata) 1 berenjena grande asada media cucharadita de hierbas provenzales el zumo de 1 limón 1 cucharada de aceite de oliva sal y pimienta Antes de todo, hay que asar la berenjena. Os recomiendo cortarla por la mitad y luego partirla en 4-6 trozos para que se haga antes. Mientras se vaya calentando el horno (temperatura 180 °C) le ponemos un pellizco de sal y la dejamos reposar unos minutos para que sude.
Colocamos los trozos de berenjena en una bandeja para horno y horneamos con un chorrito de aceite de oliva durante una media hora aproximadamente, hasta que la carne de la berenjena quede tierna. Retiramos del horno y dejamos enfriar antes de quitarle la piel (sólo usaremos la pulpa para la receta). Ponemos en el vaso de la batidora la pulpa de la berenjena, las aceitunas, las hierbas provenzales, una pizca de pimienta molida, un chorrito de aceite y el zumo de limón y licuamos hasta obtener una consistencia homogénea. Si necesario rectificamos de sal y pimienta al gusto.
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